REINO UNIDO:



Tras la evacuación del ejército anglo-francés en Dunkerque (26 de mayo de 1940) y la rendición de Francia (22 de junio de 1940), Alemania tenía al continente europeo bajo control. La única potencia que se le resistía era Gran Bretaña. Adolf Hitler proyectó la victoria total en el teatro europeo suponiendo que, tras la rendición de Francia, Gran Bretaña no tardaría en sucumbir. Confirmada la neutralidad de Estados Unidos, Gran Bretaña se encontraba aislada del continente europeo. La Unión Soviética, el enemigo natural de Alemania, no estaba dispuesta a hacer frente al poderío alemán. Esta visión de triunfo llevó a que durante junio de 1940 no se atacara a Gran Bretaña con la Luftwaffe, en espera de su rendición. La maquinaria de guerra alemana estaba preparada para el asalto final a las islas, pero Hitler quería dar fin a la guerra con teatralidad magnánima y sin que se derramara una gota de sangre, evitando también riesgos a la Kriegsmarine, que ya había combatido duramente (y sufrido varias pérdidas) entre abril y junio de 1940 en la invasión de Noruega. Sin embargo, los británicos se negaron a rendirse y utilizaron todos los recursos del Imperio británico para hacerle la guerra a Alemania, y a partir de 1941 sumaron los recursos de Estados Unidos a su causa. Frente a la férrea postura de Winston Churchill, Primer Ministro británico, Hitler se vio obligado a seguir adelante con las hostilidades, y comenzó a diseñar un plan de invasión denominado "Operación León Marino". Hermann Göring, Comandante de la Luftwaffe y segundo hombre del III Reich, estaba exultante. Su aviación sólo había cosechado hasta ese momento aplastantes victorias sin sufrir prácticamente bajas de consideración, y prometió a Hitler acabar con la aviación inglesa en pocos días. La estrategia desarrollada se basaba en una completa aniquilación de la RAF que permitiera a la Wehrmacht un desembarco sin contratiempos en las costas británicas. Para ello Göring contaba con tres flotas: la Luftflotte 5, con base en Noruega; la Luftflotte 2, en los Países Bajos y norte de Francia; y la Luftflotte 3, establecida al oeste del Sena. Estas tres fuerzas contaban con unos 3.600 aviones, frente a los apenas 871 aparatos de la RAF.[1] Hitler, confiado en la estrategia de Göring, ordenó a sus generales prepararse para la invasión a inicios del mes de julio. Como condición indispensable para el éxito, los jefes del ejército y la marina exigieron que la Luftwaffe debía atacar de modo constante e implacable durante tres días seguidos para conseguir una superioridad aérea total en el sudeste de Inglaterra. Una vez logrado esto, la unidad de paracaidistas de Kurt Student (la primera de la historia y la única existente en aquellos momentos) caería sobre Dover para establecer una gigantesca cabeza de puente y la Kriegsmarine comenzaría con el traslado de las fuerzas terrestres por vía marítima, contando que ya no habría amenaza británica desde el aire. Al inicio pareció que el plan de Göring se cumpliría, ya que los aviones alemanes eran más numerosos que los ingleses y los pilotos alemanes, a diferencia de los británicos, tenían bastante experiencia en combate. Desde inicios de julio de 1940 la Luftwaffe se dedicó a atacar convoyes navales británicos sobre el Canal de la Mancha, probando el estado de las defensas británicas y dando más experiencia a los pilotos germanos contra un enemigo de notable fuerza. Los objetivos de las bombas alemanas en aquella primera etapa no eran las poblaciones civiles, sino las defensas costeras de Gran Bretaña sobre el Canal de la Mancha, las instalaciones industriales cercanas a la ciudad de Londres, los aeródromos militares y la red de estaciones de radar (Home Chain)





Usuario:
Password:
Recuérdame
Registrarme
Olvidé mi password